Sábado, 24 de agosto
El sábado, por tanto, comenzó muy temprano para algunos, que saltaron de la cama al escuchar la música de las dianas (aunque a alguno hubo que hacerlo saltar a base de alboroto y vuelco de colchón). Los guiletos fueron también este año, y a esas horas de la mañana, muy generosos con sus donaciones, y no podemos más que agradecerles su aportación a las fiestas de nuestro pueblo.
Después del turbulento despertar, el pueblo se preparó para disfrutar del nuevo día; primero se celebró la misa de Acción de Gracias con su procesión, en la que, como en años anteriores, no faltó gente animada que saliera a bailar frente a la virgen.
Después tuvieron lugar simultáneamente los juegos para niños y la muestra del artesano de madera en la plaza, lo que fue un inconveniente en cuanto a sitio y organización. La actuación del artesano fue todo un espectáculo que atrajo a una multitud embelesada con las maravillas que era capaz de hacer aquel hombre con una motosierra.
Por la tarde los niños tuvieron doble dosis de diversión, primero con la Gymkhana y después con el concurso de disfraces, donde este año pudimos observar disfraces nuevos y muy originales.
Para acabar el día bailamos al son de la orquesta Atabal; ¡qué remedio, con el frío que hacía no había nada mejor que mover todos los huesos movibles para entrar en calor!
La noche del sábado el pueblo se llenó con los muchos autobuses que vinieron de otros pueblos, e incluso de la capital, trayendo con ellos hordas de jóvenes que llenaron las calles de Mecerreyes, y los hubo también que causaran desperfectos en las casas del pueblo; es bien triste que estos sucesos tengan lugar año tras año en nuestras fiestas.
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